“Ninguna palabra del inglés traduce todas las facetas de toska. En su sentido más profundo y doloroso, es una sensación de gran angustia espiritual, a menudo sin una causa específica. En el aspecto menos mórbido es un dolor sordo del alma, un anhelo sin nada que nada haya que anhelar, una añoranza enferma, una vaga inquietud, agonía mental, ansias. En algunos casos podría ser el deseo por algo o por alguien en particular, la nostalgia, una pena de amor. En su nivel más bajo, se reduce al hastío, al aburrimiento” —Vladimir Nabokov
domingo, 24 de abril de 2016
domingo, 3 de abril de 2016
Maniqueo
A veces mi subconsciente juega conmigo al maniqueo sin pedir permiso. Sucede así que un día abro los ojos y no soy capaz sino de mirar a la humanidad con desdén y decepción, y al siguiente me despierto sintiéndome infinitamente agradecida por pertenecer al maravilloso colectivo humano. Es como si los númenes que pueblan mis sueños lanzasen una moneda al aire onírico cada mañana, y en función de si sale cara o cruz, enredaran en mis hilos un agrio sabor misántropo o los trenzasen con cadenciosa filantropía. La mía, sin embargo, es una condena excitante, un dilema intrigante y perpetuo; la a veces prometedora, a veces tediosa incertidumbre de mi devenir más inmediato, y es que mi metafísica no la trunca ni la excedencia indefinida que parecen haberse cogido mis musas.
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